Un clásico inoxidable de Jorge Asís que revisa la militancia de izquierda de los 70 de forma picaresca e impiadosa.
Flores robadas en los jardines de quilmes se publicó por primera vez en 1980 y rápidamente se convirtió en un Best seller. En los años de hierro del proceso militar, Asís irrumpía en la escena literaria y en poco tiempo vendió 200,000 ejemplares, una cifra absolutamente inusual en la Argentina.
Cuestionando por izquierda y por derecha, este libro que revisaba la militancia de los 70 de forma picaresca y piadosa levantó una polvareda de discusiones. Las aventuras amorosas de la protagonistas, el sexo explícito y el dilema del exilio generaron todo tipo de comentarios entre los círculos intelectuales de la época.
Hoy, a casi 35 años de este clásico inoxidable, escrito con una olivetti lexicon, el lector tiene la oportunidad de sumergirse en la aventura de leerlo con otra perspectiva. Porque no hace falta hacer un erudito para entender que Jorge Asís no es solamente un buen escritor o un agudo analista político, sino una de las figuras centrales de una generación literaria a la que nunca terminó de pertenecer.
Un clásico inoxidable de Jorge Asís que revisa la militancia de izquierda de los 70 de forma picaresca e impiadosa.
Flores robadas en los jardines de quilmes se publicó por primera vez en 1980 y rápidamente se convirtió en un Best seller. En los años de hierro del proceso militar, Asís irrumpía en la escena literaria y en poco tiempo vendió 200,000 ejemplares, una cifra absolutamente inusual en la Argentina.
Cuestionando por izquierda y por derecha, este libro que revisaba la militancia de los 70 de forma picaresca y piadosa levantó una polvareda de discusiones. Las aventuras amorosas de la protagonistas, el sexo explícito y el dilema del exilio generaron todo tipo de comentarios entre los círculos intelectuales de la época.
Hoy, a casi 35 años de este clásico inoxidable, escrito con una olivetti lexicon, el lector tiene la oportunidad de sumergirse en la aventura de leerlo con otra perspectiva. Porque no hace falta hacer un erudito para entender que Jorge Asís no es solamente un buen escritor o un agudo analista político, sino una de las figuras centrales de una generación literaria a la que nunca terminó de pertenecer.